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Terciopelo7

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Disclaimer: Los personajes aquí presentados son propiedad de Nickelodeon y Craig Bartlett. Excepto claro, los creados por mí, para narrar la historia.

Espero que disfruten.

"Terciopelo"

Capitulo 7: Pasado, Presente y Futuro Parte 3.

oOoOoOoOoOoOo–

–oOoOoOo–

Abril es un mes glorioso en Japón, las flores de cerezo cubren de rosa los parques de Tokio, tal y como expresaba la foto de aquel calendario que ahora miraba Phoebe, mientras aguardaba en la sala de espera de la oficina de adopciones de la casa hogar de Hillwood.

– ¿Señora Johanssen?

– Ahh, si soy yo – dice levantándose tan rápidamente que logra que Helga, quien la acompañaba y leía muy interesada el articulo de una revista, se sobresalte.

– Pase por favor – dice una mujer de cabello castaño y ojos color miel sonriéndole, Phoebe la sigue al interior de la oficina, en tanto Helga le da ánimos con los pulgares arriba.

Los muros de la oficina estaban llenos de fotografías de familias, seguramente aquellas que ya habían conseguido una vida feliz a juzgar por las grandes sonrisas que todos reflejaban.

– Tome asiento – le indica la directora del lugar mientras esta se posiciona detrás del escritorio.

Phoebe se sienta mirando a la mujer que parece revisar varios legajos llenos de hojas.

Finalmente esta persona deja a un lado toda la papelería, para atender a su visitante.

– Muy bien señora Johanssen… durante todo un mes hemos hecho indagaciones y hemos decidido declararlos a usted y a su marido como muy competentes para ser padres – Phoebe casi no cabía de alegría en si misma al oír esas palabras – pero…

– ¿Pero?– pregunta intranquila, "pero" siempre ha sido una palabra odiosa para ella.

– Oh bueno… no es nada tan malo… vera señora Johanssen… su esposo y usted forman un matrimonio interracial – dice la señora con tranquilidad.

– Al igual que mis padres… – responde Phoebe un tanto molesta.

– Oh, no me malentienda, no estoy hablando de forma racista… es solo que nos gustaría saber que tipo de niño busca, es decir tal vez que se parezca mas a su marido o a usted.

– Mi madre es pelirroja ¿sabe? – replica de nuevo a la defensiva.

– ¿Ohh, entonces no habría problema en cualquier niño? – afirma la mujer algo incomoda.

– Mi esposo y yo no deseamos adoptar un bebé, nos interesa un niño o niña a partir de cuatro a mas años, sin distinción de razas, eso nos es indiferente, lo que sucede en realidad es que todos nuestros amigos tienen chicos mayores, así que estamos acostumbrados al ritmo de los niños, por lo que pienso eso haría mas fácil su adaptación y la nuestra, además no nos interesa fingir que es nuestro hijo, creemos que un niño adoptado debe de conocer su origen, ya que de esa forma entendería que es amado no solo por obligación, si no por convicción – le expresa elocuente.

– Me parece perfecto Sra. Johanssen, pues si le parece bien, ahora mismo podemos ir a conocer a algunos niños – le dice con una amplia sonrisa.

– Pero mi esposo llega en media hora – replica medio extrañada.

– Es parte del proceso que los padres conozcan a los pequeños por separado, puesto que así se asegura una compatibilidad mas adecuada si ambos padres escogen y se identifican con el mismo pequeño.

– Entonces excelente, ¿mi amiga puede acompañarme?

– Seguro que si – dice la mujer dirigiéndose a la puerta.

La casa hogar lucia como un lugar muy limpio y los niños parecían bastante contentos de estar ahí, las mujeres que los cuidaban se veían bastante cariñosas incluso.

En cuanto vieron entrar a la directora con el par de mujeres varios de los niños mayores se alistaron y se pusieron mas serios cual si trataran de impresionar. Helga no lo pudo evitar y mentalmente los comparo con los animalitos de una tienda de mascotas, que tratan de llamar la atención de su futuro amo.

Phoebe miraba a los chiquillos, notaba los rasgos de sus lindos rostros, parecía buscar algo sin realmente saber que. La directora parecía mirar la escena sin inmutarse, como si estuviera acostumbrada a estas situaciones. Helga por su lado observaba a los niños, recordando a los dos que tiene en casa y agradeciendo a dios habérselos dado, aun cuando uno no fuese suyo.

Phoebe suspira algo decepcionada, puesto que ninguno de los niños le ha sido muy apegado.

– ¿Disculpe señora, puede quitarse de ahí, por favor? – escucha una suave voz hacia abajo de ella.

– ¿Eh? – responde extrañada sin entender.

– Es que mi dibujo se voló y esta debajo de uno de sus pies – dice una pequeña que no tendrá mas de seis años, de piel moreno claro, cabello castaño y ojos miel.

Phoebe nota entonces la hoja bajo su pie derecho, la recoge y la observa, varios colores brillantes fingían ser las tonalidades de un atardecer y una bandada de aves cruzaban el paisaje.

– Es un lindo dibujo… – dice dándole la hoja a la pequeña.

– Gracias, me llamo Tabita – le responde tomándolo antes de agregar – ¿Va usted a adoptar un niño?

– Pues si eso quiero – sonríe con ternura.

– Ahhh, pues si yo fuera usted, me llevaría a Brighton, es muy llorón, pero también obediente – dice señalando a un pequeño de pelo negro y ojos azules–. Aunque tal vez le guste mas Keith, es travieso pero tiene buen corazón – esta vez mostrando a un chiquillo de piel oscura y ojos profundamente oscuros.

Phoebe sonríe, mientras la pequeña le indica a varios más de sus compañeros, haciendo muecas curiosas con el rostro.

– Vaya ¿entonces todos son muy buenos? va a ser una difícil elección – expresa Phoebe mirando a la niña con afecto.

– Si… debe elegir con cuidado, algunas veces los devuelven a este lugar porque no los aguantaron, aunque usted se ve bastante agradable, su cara es muy linda y creo que tiene muy buen carácter, algo me dice que es una persona muy paciente, así que seguro cualquiera de ellos seria feliz con usted– expresa la pequeña elocuente.

– Gracias por los halagos, seguro encontrare al indicado – dice sonriente, a sabiendas que acaba de hacerlo.

Mientras esto ocurría, la atención de Helga se centro en una chiquilla de aparentes tres años, con el pelo castaño y los ojos verdes, que de no saber que era imposible, ella hubiera jurado que era hija de Lila, gracias al familiar parecido de su redonda carita llena de pecas.

– ¿Veo que observa a Lilian? – le cuestiona la directora del lugar.

– Ahh, es que se parece mucho a una amiga mía, cuando era mas joven obviamente.

– ¿Supongo que a usted no le interesa adoptar?

– Oh no, tengo dos pequeños diablillos en casa, aunque no puedo negarle que ver a estos chiquillos me conmueve mucho.

– Y seguro si supiera la historia de algunos, la conmoverían mas… para ejemplo esta Lilian precisamente, su madre es una alcohólica incorregible, la pequeña tiene suerte de haber nacido sana, pues esa mujer siempre estaba ahogada en alcohol o drogándose, cuando le quitaron a Lily, la pequeña estaba desnutrida y enferma, es increíble que siga viva, y ahora ya la ve, sana y vivaz.

Helga se siente extraña por la historia y fija su mirada en la niña, que sonríe con un compañero mientras juegan con algunos bloques de plástico, no puede negar que el parecido físico con su amiga es impresionante.

Phoebe luce radiante, mientras espera a que llegue Gerald. Cuando este arriba, la directora lo conduce de la misma forma que a Phoebe, quien por el bien del proceso no le indico ni el genero del pequeño que quería adoptar. Unos minutos mas tarde el moreno salió asegurando que había encontrado a la niña ideal. Cuando compararon, fue grande su dicha al notar que había una compatibilidad con la misma pequeña.

El joven matrimonio se abraza amoroso, al recibir las nuevas de que su adopción estaba en proceso y Helga no podía mas que sentir una gran felicidad por sus amigos.

–oOoOoOo–

Mayo comenzaba y era sin duda hasta ahora el mes mas cálido del año, el día de la madre se acercaba y toda la escuela estaba inmersa en actividades gracias al festival musical para celebrarlo. Helga había estado atareada con tantas cosas, que realmente comenzaba a maldecir el momento en que se le ocurrió decirle al director Simmons que quería ayudar. Para su desgracia había tenido que ocuparse del escenario, revisar los actos que iba a presentar cada grupo y hacer algunos de los disfraces, aunque agradecía la oportuna ayuda de su antigua amiga de la primaria Sheena, quien había tenido la suerte de llegar en el momento adecuado.

Con todo, casi no había tenido tiempo de cuidar de sus hijos, ni de flirtear con Arnold, quien a su vez estaba como loco también, ensayando con su coro y tratando de parecer tranquilo después de todo lo ocurrido.

Un lunes al medio día, mientras la mayoría de los niños habían salido al receso, Helga se dirigía hacia su oficina después de revisar algunas cosas en el auditorio, cuando nota que Alex esta de pie mirando a través de la reja hacia la calle. Tal vez esto no la habría molestado sino fuera porque el chiquillo se veía pálido y nervioso, asustada sale al patio y lo observa un poco mas antes de acercarse a él.

– ¿Alex? – le pregunta cautelosa.

– ¿Eh? – responde el chico algo asombrado.

– Te pasa algo amor, te ves un poquito pálido – dice ella tocando despacio y cariñosamente su frente.

– N… no, no me pasa nada mamá… todo esta bien – dice sonriendo nervioso– creo que me insole un poquito.

Ella lo mira con disgusto.

– ¿Has estado mucho tiempo bajo el sol? Te he dicho que no lo hagas en esta época del año – lo regaña con afecto.

– Lo sé… es que se me olvido, pero ya me voy a la cafetería – replica el chiquillo brindándole una sonrisa antes de encaminarse hacia el interior de la escuela.

Helga lo observa alejándose, y voltea por un momento para ver a través de la reja, no hay nada del otro lado mas que la sombra del viaducto, así que suspira un poco aliviada y se dirige de regreso. Del otro lado de la calle, los enturbiados ojos azules de una mujer la miran con odio, y una sonrisa chueca se dibuja en su rostro mientras se oculta en la obscuridad.

–oOoOoOo–

Era martes por la tarde, Helga había visto a sus hijos salir hacia casi una hora para ir a jugar al campo Gerald, normalmente le agradaba pasar un buen rato a solas con Arnold, salvo que esta vez estaban haciendo algunas composturas en el techo de la sala y estaba odiando el hecho de tener polvo entre el cabello.

– ¡Rayos otra vez! – replica sacudiendo su cabello después de recibir una descarga de techumbre en la cabeza, haciendo que una nube de polvo inunde el lugar.

– Lo siento amor, es que quiero que esto este arreglado para la celebración del domingo.

– Lo se cariño, pero mi cabello ya no lo soporta – dice sentándose pesadamente en una silla y cepillando su cabello para quitar rastros de polvo.

– De acuerdo, descansa un poco y yo sigo – dice él comenzando a aplicar el nuevo recubrimiento.

Ella lo observa, le agrada el ambiente que tienen últimamente, ella siente que por fin están actuando como una pareja, y recuperando algo del tiempo que tuvieron que permanecer separados.

De pronto un escalofrío le recorre la espina dorsal, una angustia le llena el corazón y la hace levantarse como un rayo.

– ¿Que pasa Helga? – dice Arnold asustado al ver como el color se le ha ido del rostro.

– No… no se… tengo un presentimiento… – dice ella tocando su pecho y dirigiéndose rápidamente a la puerta de la casa. Esta a punto de abrirla cuando Celeste entra corriendo azorada.

– ¡Mamá, esa mujer se lo llevo! – grita histérica.

– ¿Que? ¿A quien se llevo… que mujer? – pregunta Helga extrañamente asustada.

– ¡A Alex, esa señora que dice que es su mamá, se lo llevo… estábamos en la calle, llego y lo metió en un taxi … y se lo llevo… – dice al borde del llanto.

Arnold sale apresurado a revisar la calle frente a ellos, corriendo hacia el campo Gerald, no hay rastros de Alex por ningún lado.

– ¡No esta! ¡Helga… Nora se lo llevo! – dice con voz atormentada al regresar con ellas.

Helga esta angustiada, pero trata de mantener la sangre fría y mira a su alrededor.

– Llama a Lila con tu celular, dile que por favor venga a cuidar a Celeste… explícale lo que pasa – le dice con voz pausada a Arnold.

– Pero…

– ¡Hazlo! – le grita, mientras ella comienza a marcar un numero en el teléfono local–, y luego llama a la policía.

Arnold esta asustado, pero decide escuchar a Helga y llama a Lila.

Diez minutos mas tarde la pelirroja estaba ahí con sus hijos y Helga esperaba en la puerta la llegada de alguien. El sonido de una bocina los alerta y Helga saluda al conductor del auto.

– Arnold, por favor espera aquí a la policía y a que yo te llame para darles la dirección.

– No creo que debas ir sola… – dice él impotente.

– La razón por la que lo hago es que Regine consiguió estas direcciones, pero no esta segura de que realmente ella se encuentre en alguna… – dice la rubia volteando a ver a su amiga – además Lorenzo sigue buscando y prefiero que esperes aquí por la llegada de los oficiales y si él tiene una pista es mas seguro que llame aquí también. Aparte te prometo no hacer nada mientras no llegues con la policía.

– Esta bien… ten cuidado y si la encuentras háblame de inmediato.

Ella asiente y le da un suave abrazo antes de subir al automóvil de Regine.

– ¿Tienes el lugar exacto? – le pregunta a la castaña tan pronto sube al auto.

– Tengo su ultima dirección, es la misma que aparece en su ultimo cheque de ayuda social – le contesta Regine mientras conduce, quien los últimos meses se ha dedicado a ayudar a Helga para localizar a Nora, gracias a que trabaja como trabajadora social– además también encontré esto – le indica un folder amarillo.

Helga toma los documentos y lee detenidamente.

– ¿Esto es verdad? – cuestiona asombrada.

– Si totalmente – dice dando la vuelta apresurada en una calle – es una historia tremenda ¿no crees?

– Bastante… – responde la rubia pensativa con una sospecha en su corazón.

– Es aquí… – dice Regine deteniendo el auto en una zona de apartamentos que lucen un tanto abandonados y deteriorados.

Helga baja del auto y observa el edificio de ocho pisos que le ha señalado su amiga, es uno de los mas maltratados y se ve a punto de colapsar.

– ¿A donde vas? – le pregunta la joven de ojos cafés mientras marca el numero de su esposo en el celular, al notar que la rubia se aleja yendo hacia aquel edificio.

– Tengo que comprobar que ella esta aquí… ¿que numero de departamento es?

– 602

– Si me tardo mas de veinte minutos, llama a Arnold para que venga con la policía.

Regine la mira un instante, a punto de decirle que no vaya, mas no lo hace pues la conoce y sabe que es fútil.

Helga entra al viejo lugar y nota que las escaleras están desvencijadas, aun así opta por subir por estas pues el lugar donde debería haber un ascensor, solo existe un gran hoyo. La subida a través de estas se le hace eterna, con el tétrico sonido crujiente de cada uno de sus pasos se le hacia desesperante.

Llega hasta la puerta con el numero que Regine había mencionado, esta punto de tocar cuando nota que no esta bien cerrada, así que solo entra a la vivienda.

– ¿Nora? ¿Nora? ¿Estas aquí? – pregunta con cautela revisando los semi obscuros cuartos llenos de botellas y colillas de cigarro. Un suave quejido la alerta, mientras unos susurros la guían hacia la escalera de incendios. Alcanzando a ver la figura de Nora subiendo hacia el ultimo piso, mientras cargaba en sus brazos a Alex. – ¡Detente! – le grita antes de comenzar a seguirla.

Maldiciendo el hecho de no ser tan rápida como en su niñez, al fin logra alcanzar el techo del edificio, encontrando a la delgada mujer sosteniendo con dificultad a el niño que luchaba por liberase de su agarre, a pesar de estar a punto de desmayarse.

– ¡Alex! – grita Helga amagando correr hacia ellos.

– ¡Aléjate de nosotros! – le exclama la mujer de cabello oscuro moviendo su mano, con lo que Helga nota que tiene un cuchillo en esta.

– ¡Nora, suelta a Alex, yo sé que lo único que quieres es hacerme daño, pero no lo lastimes a él, recuerda que es tu hijo!

– No sé que tan importante te creas Helga, pero esto no lo hago por ti… no… es solo que quiero que Alex y yo hagamos un pequeño viaje juntos… – le dice dándole un beso en la sien al niño.

Helga nota algo extraño en él, ya que luce pálido y desorientado.

– ¿Alex? – le pregunta tratando de obtener su atención.

El niño apenas puede alzar la vista y la mira con angustia.

– Mamá… sabia que vendrías por mi – logra articular con alivio antes de caer como rendido de sueño.

– ¿Que le diste? – le pregunta inquieta.

– Solo algo para que durmiera durante el viaje – dice con una media sonrisa.

– No te lo puedes llevar a ningún lado, Arnold tiene la custodia…

– ¡Arnold no tiene ningún derecho sobre él! ¡Él no es su padre! – le espeta furiosa.

Helga temía escuchar esas palabras, una fuerte duda la ha estado asaltando desde que leyó el informe que le dio Regine, mira la cabeza castaña del chiquillo recapacitando en que es verdad, Alex no tiene gran parecido con Arnold salvo la forma ovoide de su cabeza, una forma que comparte también con Nora quien tiene ese mismo rasgo.

– No sé de lo que hablas… – dice volviendo a negar sus sospechas mentalmente – Arnold es el padre de Alex y no puedes llevártelo… es ilegal – dice acercándose unos pasos.

– Oh pero si no pienso ir muy lejos Helga… – dice la mujer con una mueca a modo de sonrisa mirando una maleta negra detrás de ella –. Solo aquí cerca… para llevar a Alex con su verdadero padre.

– ¡Deja eso ya Nora, Arnold es el único padre de este niño! No importa quien lo haya engendrado, legalmente es su hijo.

– ¡No me interesa! Me han quitado todo, una y otra vez, esta vez no lo dejare... además él esta esperándome – dice con la mirada desvariada.

– ¿Y que hay de tu otra hija? ¿Ella no te importa? – la cuestiona sacando su ultima carta.

Nora alza la mirada y mira con desdén a la rubia. Parece meditar un momento antes de soltar algunas palabras.

– No se como sabes de Lilian... pero seguro sabes también que a ella no puedo acercarme... si no también la llevaría conmigo.

Helga continua tratando de comprender a la mujer frente a ella, negándose a aceptar una verdad que parece innegable.

– Conocí a Lilian en el orfanato... ella se parece a... – dice finalmente con resignación.

– ¡A su padre! ¡Lo notaste por fin! – exclama con jubilo y sorna –. ¿Dime como te trato el padre de mis hijos todo este tiempo, mientras yo me hundía en el lodo?

– No entiendo como…

– Oh pobre Helga… sigues siendo tan tonta como cuando esto comenzó, ¿dime no logras imaginarlo?

La rubia niega con la cabeza, mientras siente una fuerte opresión en el pecho y una gran necesidad de conocer la verdad. Nora esta un poco harta de estar de pie sosteniendo a Alex, y se sienta en la barda, cuidando que el cuchillo quede mas lejos del cuerpo del niño.

– Lyle siempre fue una persona convincente, le sacaba partido a todo, incluso a su enfermedad, fue así como logro controlarme... yo lo amaba locamente… pero él te amaba a ti y solo a ti. Cuando tú y Arnold volvieron a estar juntos después de esos días locos de la secundaria, después de que tú terminaste con Lyle, él y yo comenzamos a salir, él siempre me había encantado incluso cuando anduvo contigo, todo iba bien al principio, él era cariñoso y dulce conmigo, pero después me di cuenta de que él estaba obsesionado contigo y que solo me usaba, me volví loca de rabia, y discutimos varias veces, hasta que no se en que momento me empezó a dar drogas…

– ¿Que?

– ¿No lo crees? ¿Dime que en verdad no lo crees capaz? - le dice en una rara muestra de lucidez.

Helga baja la mirada, recordando las muchas veces que él le ofreció pastillas relajantes, ella nunca las acepto.

– Según me dijo me calmarían, y lo hicieron... me lavo el cerebro diciéndome que si lo ayudaba a estar contigo él encontraría su felicidad… que así me amaría pues él seria feliz por los años que le quedaban de vida, no pude negarme… unos meses después descubrí que estaba embarazada y fue cuando su plan comenzó a marchar.

– ¿Como fue? – dice Helga notando que han pasado veinte minutos desde que llego a ese lugar, seguramente la policía ya esta en camino.

– El preparo el trago con el que drogo a Arnold aquella noche que ustedes discutieron y en la que supuestamente durmió conmigo… bueno de hecho eso es cierto… él solo durmió.

Helga recuerda aquella noche, Lyle provoco esa pelea entre Arnold y ella, hasta ahora había pensado que solo había sido sin querer, ahora sabe que no fue así.

– No hubo que esperar mucho pues al mes siguiente le dije a Arnold que se hiciera responsable, Lyle me dijo que él haría lo correcto… al final así lo hizo. Pero tú no corriste de regreso a los brazos de Lyle como él había imaginado… al contrario tratabas de evitarlo a toda costa y ahí volvió a manipularme, me dijo cada cosa que tenia que hacer, no sé que había planeado pero me dio incluso horario para darle la droga a Arnold, la cuestión fue que yo me puse impertinente y Arnold que ya tenia varias copas encima estaba molesto y me envío en taxi a su casa… tuve que adelantarme y ponerle esa cosa en su copa ¿me imagino que tu hija es una consecuencia de ese adelanto? – le dice con burla.

Helga la mira con frialdad.

– Imagino que sabia como reaccionaria Arnold y que teniendo todo medido podría llegar y evitar que te ultrajara… quedando así como el príncipe encantado que salva a la damisela en peligro – expresa riendo con amargura –. No lo logro… me odio durante meses por eso, pero de cualquier forma al final te tuvo ¿no? Te casaste de blanco en una iglesia, mientras yo solo quería que este niño naciera, odiando cada día que pasaba con ese idiota de Arnold, tratando de mantenerme limpia de alcohol y drogas, porque de una o de otra manera seguía siendo el hijo del amor de mi vida.

– No te entiendo... tú abandonaste a Alex con Arnold… como…

– Segui a Lyle a Pennsylvania, quería estar con él, de hecho él mismo me lo pidio, recuerdas que nunca le diste lo que el quería, yo si se lo daba, él vertía sus ansiedades y pasiones en mi… disfrutábamos la vida juntos, y yo podía tener mi droga y el alcohol a manos llenas, pero luego de algunos años él se comenzó a sentir peor de su enfermedad y me obligo a regresar a Hillwood… yo ya estaba embarazada de Lillian, y cuando nació esos malditos me la quitaron… ahí fue cuando quise estar con Alex… pero no soporte sus modos… se parece tanto al estúpido de Arnold, por eso ese día me dio rabia, él debía ser como Lyle no como Arnold… y no pude evitar lastimarlo, no me pude contener.

Helga estaba sin habla, en ese momento su corazón estaba lleno de rencor y decepción por Lyle, no sabia como contenerse, deseaba gritar de dolor, pero estaba mas preocupada por Alex, quien lucia cada vez mas pálido.

– Nora… debiste decirlo hace mucho… mira dame a Alex y hablaremos de eso tranquilamente, trataremos de ayudarte…

– ¡NO QUIERO AYUDA! – grita la mujer con lagrimas en los ojos –. Cuando supe que Lyle había muerto mi vida se derrumbo… nada mas me quedaban mis recuerdos y luego tú regresas a Hillwood… y tomas el lugar que siempre te había correspondido al lado de Arnold, te he observado, quieres toda la felicidad para ti, jamás te importo Lyle, por eso te detesto Helga, has tenido lo mejor de la vida solo para ti y no lo has apreciado.

– ¿Crees que mi vida ha sido feliz? Nora… ustedes me arrebataron mis sueños, enturbiaron mi destino y casi me hacen odiar para siempre al hombre de mi vida, al padre de mis hijos, si quieres saberlo, mi vida ha sido pésima gracias a ustedes dos, y el colmo es que tú hubieses podido evitarlo, jamás debiste aceptar que él te transgrediera.

– Ahora es muy tarde – dice la castaña levantándose de aquel lugar– mi felicidad era Lyle, así que solo me queda cumplir lo que el me pidió al final, que tú y Arnold nunca fueran felices juntos, y luego alcanzarlo, seguirlo a donde él esta – dice sacando una urna de aquella maleta negra, antes de volver a ponerse de pie.

Helga abre los ojos desmesuradamente al notar aquella caja de metal, le es muy conocida pues son los restos de Lyle, ella misma los cargo y los lloro antes de colocarlos en un nicho de donde pensó nunca saldrían.

Nora abraza a Alex con fuerza mientras se sube al borde del edificio colocando la urna en el regazo del niño y tomando el cuchillo firmemente con su mano libre.

– ¿Que rayos haces? ¡Detente! – grita Helga desesperada al entender las acciones de la mujer.

– Llevándome a Alex conmigo, cumplo al pie de la letra lo que Lyle me pidió, ustedes jamás podrán recuperarse de su muerte – dice la mujer volteando brevemente a ver a la rubia – además ya es tarde para él igual, lo he envenenado así que ni siquiera sentirá el golpe.

Helga hace trabajar su cerebro mientras mira alrededor, debe salvar a Alex, necesita distraer a Nora ¿pero como? El momento llega cuando aparece una figura delgada junto a ella, recortado por la luz del atardecer casi ni lo reconoce pero sabe quien es, ve voltear a Nora distraída por su presencia, la mira centrar su atención en él olvidándose de que ella se encuentra mas cerca, Helga no escucha nada mas, su sentidos se concentran en tomar a Alex en sus brazos, forcejea con la castaña, hace que Arnold tome a Alex y ella se queda con la urna en las manos, un sentimiento de asco le provoca arrojarla al vacío, siente cuando Nora le hunde el cuchillo en el brazo izquierdo, y luego trata de jalarla con ella, mientras se lanza hacia la nada para tratar de alcanzar ese pedazo de metal lleno de cenizas, siente la mano firme de Arnold sosteniéndola, evitando con eso sufrir una suerte igual a la de Nora, quien ahora ha muerto, y yace junto a las cenizas de aquel a quien tanto adoro y por quien tanto daño provoco.

Tras esto Helga mira todo como en cámara lenta y ve pasar a varios uniformados que han sido testigos de un acto increíble, también ve el rostro angustiado de su amado mirándola.

– Helga... estas...

– Yo estoy bien, pero Alex... debe verlo un medico… esa loca lo enveneno – dice con preocupación y Arnold asiente antes de correr hacia un policía, que le indica que hay una ambulancia en la parte de abajo, llevándose de inmediato al pequeño.

Helga esta tan agobiada con lo que ha sucedido que se desvanece, un manto negro cubre la ciudad y también a su conciencia, mientras llega la noche.

–oOoOoOo–

Cuando la luz regresa a las pupilas de la rubia, lo primero que hace es ver el rostro sonriente de Arnold, quien la toma de la mano.

– Que bueno que ya despertaste, ya estaba preocupado, dormiste toda la noche – le dice dándole un suave beso en el dorso de la mano.

– ¿Alex? – dice exaltada.

– Él esta bien, le han hecho lavado de estomago y ha tenido que vomitar un par de veces, pero gracias al cielo y a ti se pondrá muy bien pronto, los médicos dicen que lo que Nora le dio no era suficiente para matarlo, bendita sea su locura que le impidió razonar bien.

– Ahh... que alivio – dice ella soltando un profundo suspiro.

– Helga… me alegra tanto que estés bien, si te hubiera pasado algo a ti o a Alex creo que me moriría – dice mirando de reojo la herida en el brazo de la rubia.

Helga mira a Arnold, debe contarle acerca de lo que Nora dijo, pero no sabe si es el momento correcto.

– Arnold... – inicia una frase sin saber si la va a terminar.

– Dime – responde él mirándola profundamente.

Helga baja la mirada y desea que tratar este asunto fuera en otro momento, pero si no lo hace ahora tal vez se arrepienta de decírselo y sabe que él tiene derecho a conocer la verdad.

– Nora...

Helga le cuenta todo lo que le dijo Nora, él la escucha con calma, tratando de asimilar cada cosa, sin exaltarse, sin dejar que la rabia llene su alma, no en este momento, después de todo ya es muy tarde para cambiar el pasado así que solo conoce la verdad y la acepta tal cual, tomando la mano de Helga y esperando que Dios perdone a esos que tanto daño les hicieron.

– Alex es mi hijo… y siempre lo será, nunca pensé que Lyle, fuera una persona tan cruel y egoísta, de verdad jamás lo pensé de él, fue mi amigo… o al menos yo lo creí así, ya no importa verdad, él ya no esta.

– Lo que no puedo entender es como pudo manipularnos a todos, siento lastima por Nora, creo que al final fue ella quien mas perdió.

– Si… ella acabo consigo misma, y solo por él.

– ¿Hey, se permiten las visitas? – dice Phoebe entrando seguida de cerca por Gerald.

– Pero claro – dice Helga aceptando las flores que le llevan, y recibiendo un abrazo de su mejor amiga.

– ¡Buenos días! – dice Lorenzo, mientras empuja la silla de ruedas de Alex.

– ¡Mi amor! – dice ella con alegría al ver al pequeño.

– ¡Mama! – dice el chiquillo levantándose de la silla para abrazar a la rubia.

– Que bueno verlos a los dos con tan buena salud y animo – dice Lila que trae de la mano a Celeste.

– ¡Mami! – dice la niña arrojándose a los brazos de su madre.

– Mi cielo – dice Helga brindando besos a sus dos pequeños.

– Brian te manda saludos, se quedo en casa para cuidar de los niños.

– Gracias.

– El doctor dice que los dará de alta para la tarde – explica Regine, con algunos papeles en la mano.

– Gracias por atender el papeleo, yo no tenia ánimos para nada – le dice Arnold a la castaña.

– No te preocupes, para eso somos sus amigos.

– Regi, necesito que hablemos después ¿si? – le dice Helga con seriedad.

– Seguro que si – la chica de ojos avellana asiente con firmeza, mientras su esposo la mira con interés e intriga.

–oOoOoOo–

Arnold miraba a Helga mientras recortaba, rompía y tiraba, la observaba en silencio y sin interrumpir el ritual que estaba emprendiendo, la vio buscar y modificar varias cosas, hurgar y patear incluso otras.

– Puedes prenderlo – le dice después de llenar un gran bote de metal con varias fotografías y artículos distintos.

– ¿Estas segura? le dice él mirando la pila de lo que ahora parecía montones de basura.

– Es una limpieza de alma, no necesito quedarme con nada.

– Pero sigue siendo el padre de Celeste…

– No, él es un impostor… sin embargo no toque ninguno de los tesoros de mi hija, solo aquello que yo había guardado en su memoria, pero no necesito recordar a alguien que me hizo tanto daño, de esta forma el fuego purificara y borrara su existencia de mis recuerdos.

– Esta bien… creo que tienes razón – dice Arnold tomando un montón de periódicos y encendiéndolo con un cerillo.

Helga entonces toma el anillo de bodas que aun conservaba en una cajita de terciopelo, y lo arroja a la pila.

– Sabes que eso no se quemara verdad – le replica él.

– No me interesa… es solo basura – dice mientras mira el fuego.

Arnold mira el fuego también, observa como se deforma la sonrisa de Lyle en una de esas fotografías, Helga tiene razón, es una buena forma de olvidar.

–oOoOoOo–

Una dulce melodía salía del piano, tenia un sentimiento profundo y sincero, casi palpable. Helga mira a Celeste quien observa con admiración al creador de aquella melodía, conocía esa mirada, ella la usaba cuando veía a aquel que se convertiría en el único amor de su vida. Conocía aquella canción también, "First love", era de una cantante japonesa, Phoebe se la había mostrado y explicado alguna vez, era una canción muy bella y la forma en que Brandon la estaba interpretando en el piano, denotaba el talento que tenia el pequeño, además de el sentimiento que seguramente le estaba imprimiendo al estar tocando para su madre y para tratar de impresionar a Celeste.

Incluso el resto de la gente se emociono al escuchar esa canción, aun sin conocerla tal vez debido a la bella interpretación.

Helga recorrió con la mirada a los presentes del auditorio, observo a los orgullosos padres de el muchacho que se encontraba ahora sobre el escenario, Lila lloraba lagrimas de felicidad, Brian y Brandon habían ensayado esa canción en secreto para ella, pues desde que Phoebe se la mostró había quedado prendada de ella, y la consideraba su favorita, tal vez en ese momento se dio cuenta de cuanto la amaban en realidad, tanto su marido como su hijo. Cerca de ellos Phoebe y Gerald le sonreían a su nueva hija, Tabita, que se veía muy emocionada de ver a su amigo tocando de esa manera. A un lado del escenario Arnold la miraba a ella y le sonrío al toparse con su mirada, mientras le agitaba la mano a modo de saludo, Helga le sonrío en respuesta y siguió su recorrido, Rhonda y Thad leían ansiosos el programa revisando la hora a la que Charlie haría su representación. Junto a ellos estaban sentados Patty y Harold también esperando por sus dos pequeños, aún le parecía una curiosidad que Thad y Harold se llevaran tan bien, aunque tal vez se debiera a que sus hijos compartían el mismo año escolar.

– Hola – escucha un suave murmullo detrás de ella.

Cuando voltea se encuentra con Lorenzo y Regine.

– Hola – los saluda con un suave abrazo, pues ninguno de los dos quiere lastimar su herida.

– Ya esta resuelto – dice Lorenzo mirándola con afecto.

– ¿Como lo lograron?

– Bueno mientras estaban en el hospital debieron sacarle sangre a Alex para verificar que estuviera limpio de esa droga que le dio Nora, y como Arnold firmo la concesión para hacer mas análisis fue fácil hacer los tramites para certificar la compatibilidad de ADN, ambos son hermanos, voila, no hay necesidad de comprobar compatibilidad con el ADN de Arnold, pues él es el padre legal de Alex y por lo tanto también de Lilian, así que la niña pronto estará en casa de Arnold como otra hija mas.

– Muchas gracias no sé que haría sin ustedes dos en mi vida – les dice con sinceridad.

– Somos amigos Helga, además me arrepiento tantas veces de haber creído en Lyle, lo creas o no, también me manipulo, me hizo detestar al pobre de Arnold, cuando en realidad él había sido el verdadero villano en esta historia.

– El creo su propio infierno Lorenzo, nunca pudo disfrutar del verdadero amor que pudo encontrar en Nora y en Alex, y jamás obtuvo lo que tanto deseaba, porque mi amor siempre fue solo para Arnold.

– Eso es verdad – dice Regine comprensiva.

El director Simmons anuncia el siguiente acto que se trata del coro de la clase de Arnold.

Alex y Celeste se encuentran en medio de los demás niños, y mientras su padre los dirige, cantan una canción que habla de la maternidad y el amor, diciendo gracias con sus lindas voces, Helga siente un suave calor en su pecho, ama profundamente a su familia, y a pesar del dolor y el tiempo que le ha costado tenerla sabe que esta vez nada los separara. Arnold y ella decidieron luchar por la custodia de la hija mas pequeña de Nora siendo hermana de Alex, a quien por cierto ya le han dicho toda la verdad, ya que pensaron que no era justo dejarlos separados y gracias a la ayuda de sus amigos Lorenzo y Regine, lograron evitar muchos recovecos legales y pronto estará en casa, han decidido también casarse el próximo julio, Arnold ha cumplido su promesa y ahora es mas sobrio que nunca, su vida juntos esta comenzando apenas y sin embargo siente que la felicidad esta a su alcance.

Cuando la canción termina, Arnold voltea hacia el publico y cuando la mira a ella le sonríe, con esa sonrisa sincera que le dice que todo estará bien, la sonrisa de su primer y único amor, esa sonrisa que es su hogar, pues es como el terciopelo, suave y perfecta, si todo estará bien a partir de ahora y para siempre.

FIN.

Terciopelo capitulo 7

LoveLove ArnoldxHelga.
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(¸.•´ (¸.•`Rei Hikaru Chiba`•.¸) `•.¸)
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Comments14
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TalyNH's avatar
wow final de pelicula! todo genial!